domingo, 10 de julio de 2011

Frases de la Madre Teresa:

* No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz.

* No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.

* La paz comienza con una sonrisa.

* Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más.


* Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.

"La gente a menudo no es razonable, es ilógica y egoísta; perdónalos de todas formas. Si eres amable, la gente puede acusarte de egoísta o tener intenciones ocultas; sé amable de todas formas. Si tienes éxito, te ganarás algunos falsos amigos y algunos verdaderos enemigos; ten éxito de todas formas. Si eres honesto y franco, la gente puede engañarte; sé honesto y franco de todas formas. Lo que tú puedes estar años construyendo, alguien podría destruirlo en una noche; construye de todas formas. Si encuentras la serenidad y felicidad, la gente puede sentir celos de ti; se feliz de todas formas. El bien que haces hoy, la gente posiblemente lo olvidará mañana; haz el bien de todas formas. Da al mundo lo mejor que tengas, e incluso podría no ser suficiente; da al mundo lo mejor que tengas de todas formas. Sabes, en el análisis final, se trata de algo entre Dios y tú; nunca entre tú y la gente de todas formas."

El Turismo Rural

El Turismo Rural

Se trata de un deporte nacional que antes se llamaba 'ir al pueblo'.

La diferencia es que si vas a tu pueblo es gratis, y si haces turismo Rural
vas a un pueblo que no es tuyo y pagando una pasta.
Para hacer turismo rural no vale cualquier pueblo. Tiene que ser un pueblo
'con encanto'.

-¿Y qué es un pueblo 'con encanto'? Pues un pueblo que sale en una Guía de
pueblos 'con encanto'. Si es que se cae por su propio peso.
A estos pueblos se suele llegar a través de una carretera comarcal 'con
encanto', que es una carretera con tantos baches y tantas curvas que cuando
llegas al pueblo estás 'encantao' de bajarte.

Y cuando entras al bar intentas integrarte con los vecinos.
- ¡¡¡Buenos días, paisanos!!! ¿Qué es lo típico de aquí?
Y el del bar piensa: 'Pues aquí lo típico es que vengan los gilipollas de la
ciudad los fines de semana a dejarse doscientas mil euros'.

Lo siguiente es alojarse en una casa rural o 'casa con encanto', que es una
casa adornada con muchas vasijas y ristras de ajos en el techo, que no tiene
ni tele, ni radio, ni microondas.
Eso sí, tiene unos mosquitos trompeteros que por la noche hacen más ruido
que una Derbi Coyote.

Luego te das cuenta de que los del pueblo viven en unas casas que no tienen
ningún encanto, pero tienen jacuzzi, parabólica, Internet y portero
automático.
Tu casa no tiene portero automático, pero tiene una llave que pesa medio
kilo.
Otra ventaja que tiene hacer turismo rural es que puedes elegir entre una
casa vacía o vivir con los dueños.
Estupendo.

Te vas de vacaciones y además de la tuya tienes que aguantar una familia
postiza. Que por la noche tú quieres ver la película, ellos los
documentales, y te planteas:
'¿Quién manda más, yo que he pagado 600 euros o este señor que vive aquí?'

Pues gana él, que tiene garrote.
Y encima te dicen que tienes la 'posibilidad de integrarte en las labores
del campo'. Que quiere decir que te despiertan a las cinco de la mañana
para ordeñar a una vaca. ¿No te jode? Es como si te vas a una gasolinera y
te tienes que poner tú la gasolina, o como si vas a un McDonalds y tienes
que recoger tú la bandeja. O sea, lo normal.

Así que te levantas a las cinco para ordeñar a las vacas.
Que digo yo: ¿por qué hay que ordeñar a las vacas tan temprano?
Si la leche está ahí, y no se va a ir..

¿No se pueden ordeñar después del aperitivo? Yo creo que esto es fastidiar
por fastidiar, porque a la vaca le tiene que sentar como una patada en las
ubres que la despierten a las cinco de la mañana para que le toque las tetas
un extraño.
Que la vaca te mira como diciendo: 'Tío, si quieres leche vete a la nevera
coge un tetra brick'. Es que son ganas de molestar.
Pero el 'encanto' definitivo son las 'actividades al aire libre'.

Como cuando te ponen a hacer senderismo, que es lo que habitualmente se
llama andar, y consiste, pues eso, en poner un pie delante de otro hasta que
no puedas más, mientras los del pueblo te adelantan en un 'todoterreno' con
aire acondicionado..
Pero tú encantado. Vas por el campo como abducido. Te vuelves bucólico y
todo te parece impresionante: ves una 'caca' de vaca y sueltas:
'Ummmmmh qué olor a pueblo.' ¿A pueblo? A pueblo no, huele a mierda. Eso sí, a mierda 'con encanto'.

Y todo, sea lo que sea, te sabe a gloria: en el mesón te ponen dos huevos
fritos con chorizo y tú en tu ciudad no te comes estos huevos, ni estos
chorizos. Y le dices al camarero:
- 'Oiga ¿a qué este chorizo es de matanza?'
- 'Pues casi, porque a punto estuvo de matarse en la curva el del camión de
Campofrío'.
De repente oyes unas campanadas y dices:
-'¡Ah!. ¡Qué paz!. No hay nada como el sonido de una campana.'
Y el del bar te dice: '¡Pero si está grabado! ¿No ves el altavoz del
campanario?'

En ese momento te preguntas si los sonidos de las gallinas y de los grillos
no vendrán en un CD: Rural Mix2005', 'Los 101 Mayores Éxitos campestres.'
De lo único que estás seguro es de que los mosquitos trompeteros son de
verdad. Que pareces un Ferrero Roché con varicela.
Yo creo que, de lunes a viernes, la gente de estos pueblos vive como todo el
mundo, pero el fin de semana distribuyen por la carretera a unos tíos
disfrazados de pastores y cuando ven que se acerca un coche, avisan a los
del pueblo con el móvil:

- '¡Eh, que vienen los del turismo rural'! Y cambian el cartel de
'Videoclub' por el de 'Tasca', sueltan unos perros cojos por las calles y
sientan a la entrada del pueblo a dos abuelos haciendo alpargatas, que luego
te compras unas y te salen más caras que unas Nike.

En fin, yo creo que un montaje tan grande como éste no puede ser obra de
personas aisladas. Estoy seguro de que están implicadas las autoridades.
Me imagino al alcalde: - 'Queridos paisanos: este verano, para incrementar
el turismo, vamos a importar más mosquitos del Amazonas, que el año pasado tuvieron mucho éxito. Y quiero ver a todo el mundo con boina, nada de gorritas de Marlboro. ¡Y haced el favor de pintaros el entrecejo, que no
parecéis de pueblo! Y las abuelas Nada de top less en el río, que espantáis
a los mosquitos..
Ah, y por cierto: Este año no hace falta que nadie haga de tonto del pueblo.

¡Con los que vienen de fuera ya vale!

Cosas que pasan

Cosas que pasan

El novio de una amiga que fue a Madrid, por motivos de trabajo, sabiendo que su novia necesitaba unas gafas, aprovechó que estaba allí y encontrando la ocasión de comprarle unas muy bonitas y baratas para hacerle un regalo, entró en una óptica donde había muchas ofertas.

Después de ver unas cuantas, se decidió y le compró unas. La dependienta se las envolvió y pagó la cuenta pero, al marcharse, en lugar de coger la caja con las gafas, cogió otra muy parecida que había al lado y que contenía unas bragas que, seguramente, alguna clienta de las que había en la óptica se acababa de comprar y dejó ahí olvidadas.

Como buen despistado que es, no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a correos y le envió la caja a su novia, junto con una carta. La novia recibió el paquete y se quedó extrañada al ver las bragas, así que leyó la carta que decía:

"Querida Laura:

Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo con las otras que tenías y éstas son cosas que se deben cambiar de vez en cuando.

Espero también haber acertado en el modelo. La dependienta me dijo que era la última moda y amablemente me enseñó las suyas, que eran iguales. Entonces yo, para ver si eran ligeras y cómodas, cogí y me las probé allí mismo. No sabes como se rió la dependienta, porque esos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos que no son como los tuyos.

Una chica que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo pudiera ver el efecto que hacían en ella. Las vi estupendas, a ella le caian muy bien, así que me decidí y las compré.

Póntelas y enséñalas a tus padres, a tus hermanos y en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen. Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas y más ahora que has estado un tiempo sin llevar ningunas. Póntelas para ir a la calle, que todo el mundo note que las tienes.

Si te están muy pequeñas me lo dices, que si no te van a dejar señal cuando te las quites. Ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se te caigan.

Llévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, que tienes la costumbre de quitártelas en cualquier sitio para que todos vean tus encantos. En fin, para que te voy a decir nada más, estoy deseando vértelas puestas, ya te echo de menos.

Creo que este es el mejor regalo que podía hacerte.
Un beso... Miguel.

viernes, 3 de junio de 2011

Mi primera vez

Mi primera vez

¡¡Era mi primera vez!! Salí de casa sumamente nerviosa, no sabía como sería aquello. Además, era mi primera vez, sin embargo, ya se lo había prometido y no podía echarme atrás. No debía tener miedo. Al fin y al cabo era yo quien había querido voluntariamente. Cuando llegué a la puerta un escalofrío estremeció todo mi cuerpo.

Luego, al abrir la puerta, tuve que hacer un esfuerzo por controlar el temblor de mis piernas. Entré... y allí estaba él esperándome, sonrió e inmediatamente me tomó por el brazo y me llevó a una habitación muy bonita. Amablemente, me invitó a acostarme y me dijo que me pusiera cómoda, que me relajara... que él estaba acostumbrado a hacerlo y que no me iba doler.

Aunque era mi primera vez, él me inspiró bastante confianza y comprendí que no podría encontrar una persona más adecuada para hacer lo que estaba a punto de hacer, dada toda su experiencia. Poco a poco, se fue acercando. Creo que notó mi nerviosismo y trató de tranquilizarme diciéndome que era un verdadero experto y que sabía perfectamente cómo hacerlo, ya que lo había hecho muchas veces y nunca había recibido ninguna queja.

Por fin, cuando mis músculos comenzaron a relajarse, me indicó cuál era la postura más adecuada y, poniéndome la mano en el hombro, continuó diciéndome cosas muy agradables para darme ánimo. Fue en ese momento cuando comencé a sudar. De pronto, la proximidad entre los dos se hizo inminente, sentí la presión de sus manos en mi brazo y el cálido aliento de su boca acercarse a mi rostro.

De repente, me entró algo duro y me estremecí, ya que mi cuerpo no estaba acostumbrado a este tipo de sensaciones y comencé a ponerme muy ansiosa. De pronto, comencé a sentir un dolor insoportable y lancé un grito mientras todo mi ser se estremecía.

A medida que transcurrían los minutos el dolor se iba haciendo más y más fuerte y no tardó en empezar a salirme un poquito de sangre. Le supliqué que sacara su instrumento por un momento, porque me estaba doliendo mucho, pero me dijo que no podía dejarme así. Grité angustiada y dolorida hasta que me salieron unas lágrimas.

Inesperadamente, el dolor cesó y mi cuerpo fue recorrido por una indescriptible sensación de bienestar y placer. Entonces, me di cuenta de que todo había acabado y finalmente llegó la hora de marcharme.

Como bien podrán imaginar le agradecí a mi dentista que me hubiese sacado esa muela que tanto me dolía y me despedí pidiéndole disculpas por mi comportamiento tan exagerado. ¡¡¡Muchas gracias Doctor!!!

La vaselina

La vaselina

Va un hombre a comprarse una moto. Llega al concesionario y dice:
- Buenas. Quiero una pedazo de motaca que no veas. Eso sí, no pienso gastarme más de 1.000 euros
- Pues eso es difícil. Pero creo que tengo algo que le gustará.

Y entonces el vendedor le enseña al hombre una motaca que no veas tú. Con un motor de 1.100cc y unos cromados que te cagas. Y el hombre, todo perplejo dice:
- Pero esto tiene que costar mucha pasta...
- Qué va. Sólo 900 euros.

- Pero, ¿cómo puede ser?
- Mire. Es que esta moto es de importación. Viene del Sahara, y claro, como allí nunca llueve tiene otros materiales, eso si, si le cae una sola gota de agua, la moto se cae a pedazos".

- Pero entonces no me interesa.
- No, hombre no. Mire, si usted ve que se va a poner a llover, pues le da una buena capa de vaselina para aislarla de la humedad, y ya está. Además, le regalo con la moto un frasco de vaselina.
- Siendo así... Vale, me la llevo.

Y entonces el tío va todo fardón por la carretera con su nueva moto, conduciendo a toda hostia, devorando kilómetros. Y claro, con tanto fardar, el tío va y se traga un charco de aceite en plena curva y se mete un piñazo que no veas. A todo esto que un lugareño lo ve y se acerca a ayudarle:
- Pero hombre, menuda hostia se ha dado. ¿Está usted bien?
- Sí, no me ha pasado nada, y la moto...., la moto también está bien.
- Pero, ¿seguro que usted está bien? Mire que la hostia ha sido de campeonato. Lo mejor que podemos hacer es que se venga conmigo a mi casa. Le invito a comer, y si después de comer usted ve que se encuentra bien, pues nada, se va y todos tranquilos.

Entonces el lugareño y el hombre se van en la moto a casa del buenazo del lugareño.
- Verá, en esta casa tenemos una costumbre, durante la comida no se habla, y si alguien habla, entonces es el que lava los platos.
El hombre piensa: "Bueno, ya que este lugareño está siendo tan amable, yo, durante la comida, hago que se me escapa alguna palabra, y le lavo los platos."
Entonces se asoma a la cocina y ve que allí todo estaba lleno de platos sucios, y piensa: "¡¡¡JODER!!! Yo no digo ni mú". Comienza la comida, a la mesa estaban el lugareño, su esposa, su hija y el hombre de la moto. Reinaba un silencio sepulcral, no se oía ni el ruido de una mosca.

El motero, que no tenía ninguna gana de lavar los millones de platos que habría en la cocina, empieza a meter mano a la hija del lugareño, para ver si ésta dice algo, y así asegurarse de que él no lavaría. Pues la chica no decía nada de nada, le miraba, suspiraba, se movía, pero no decía nada. Entonces el tío, que de tanto sobeteo se había puesto a 100, pues se levanta de la mesa y se tira a la hija, allí, delante de todos. Y la peña que no suelta prenda, nadie dice nada, siguen comiendo tan tranquilos.

El hombre, que ve que se puede poner morado, mira a la mujer del lugareño, que era una cuarentona de buen ver, y se la tira. Y nadie dice nada. Todos callados, comiendo, sin decir ni pío.

Mientras todo esto sucedía, el cielo se fue poniendo cada vez más oscuro. El hombre, después de haberse tirado a la madre y a la hija, ve que va a llover y se levanta de la mesa, con el bote de vaselina en la mano, y el lugareño dice:
- ¡Vale! Friego yo.

Carta de Lepe

Carta de Lepe

Querido hijo:

Te escribo estas letras para que sepas que estoy viva. Estoy escribiendo despacio porque sé que tú no eres para leer deprisa. Si recibes esta carta es que te llegó, y si no, me lo dices y te la mando otra vez. El tiempo por aquí está mal: la semana pasada solo llovió dos veces: la primera estuvo lloviendo tres días, y la segunda cuatro.

Ya te mandé la chaqueta, pero te digo que tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con botones pesaría mucho, y el envío sería muy caro, así que se los quitamos y se los metimos en el bolsillo de dentro.

Por fin ya pudimos enterrar a tu abuelo. Lo encontramos cuando lo de la mudanza: estaba metido en el armario desde aquel día que nos ganó jugando al escondite.

Te cuento que el otro día explotó la cocina del gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire y caímos fuera de la casa. ¡Qué emoción! Era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos de casa.
Vino el médico y me puso un tubo de cristal en la boca y me dijo que no podía hablar en diez minutos. Tu padre quería comprarle el tubo.

Perdona la mala letra y las faltas de ortografía; es que yo me canso de escribirte y ahora le estoy dictando a tu padre y ya sabes lo burro que es. Y hablando de tu padre, ¡qué orgulloso está!. Te cuento que ahora tiene un buen trabajo, tiene 500 personas por debajo de él: es el encargado de segar el cementerio.

El otro día leyó en el periódico que, según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de casa, así que nos mudamos más lejos. No vas a reconocer la casa; el sitio es muy guapo y hasta tengo lavadora, aunque no estoy segura de que funcione. Ayer metí la ropa, tiré de la cadena y desde ese momento no la volví a ver.

Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, parió. Como todavía no sé de qué sexo es, no puedo decirte si eres tío o tía. Si es niña van a llamarla como yo. Ella, a tu hermana, la llamará mama.

Y por último tu hermano Juanchu sigue tan despistado como siempre: el otro día cerró el coche, dejo las llaves dentro y tuvo que ir tres Km. para allá y tres Km. para acá, a casa , a por el duplicado, para poder sacarnos a tu padre y a mi de dentro del coche.

Tu primo Paco se casó y pasa toda la noche rezándole a la mujer porque le dijeron que era virgen.

A quien nunca más vimos por aquí es al tío Carlones el que murió el año pasado.
Ahora el que nos tiene preocupados es tu perro, el Puski: está empeñado en correr detrás de los coches que están parados.

¿Recuerdas a tu amigo Antón? Ya no está en el mundo. Su padre murió hace dos meses y como había pedido ser enterrado en el lago, el pobre Antón murió cavando la poza en el fondo.

Bueno, hijo, no te pongo dirección de la carta porque no la sé.
La gente que vivió aquí antes, se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio.
Si ves a doña Remedio salúdala de mi parte, y si no la ves no le digas nada.

Un abrazo. Te quiere tu madre.

P.D. Iba a mandarte 100 euros, pero ya cerré el sobre.

sábado, 7 de mayo de 2011

La felicidad es un trayecto

La felicidad es un trayecto

Un hombre de negocios de vacaciones, estaba en el muelle de un pueblecito caribeño cuando llegó un pequeño bote con un pescador.

Dentro del bote había varios peces de buen tamaño. El empresario elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó si había tardado mucho en conseguir aquella pesca.
El pescador respondió que muy poco tiempo.
El empresario volvió a preguntar porqué no permanecía más tiempo y sacaba mas pescado.

El pescador le dijo que tenía suficiente para satisfacer las necesidades de su familia, a lo que el empresario volvió a preguntar ¿Y qué hace usted con el resto de su tiempo?

El pescador dijo, "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hecho la siesta con mi señora María, voy por las noches al pueblo donde tomo alguna copa y veo a mis amigos, tengo una vida "placentera y ocupada".

El empresario le replicó, vera, buen hombre, yo podría ayudarle.

Debería emplear mas tiempo en la pesca y con los ingresos demás, comprar un barco mas grande, con los ingresos del barco mas grande podría comprar varios barcos y eventualmente tendría una flota de barcos pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podría hacer directamente a un procesador y eventualmente abrir su propia procesadora. Debería controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Debería salir de este pequeño pueblo e ir a La Capital, donde manejaría su empresa en expansión.

El pescador entonces le preguntó, - ¿Pero, cuánto tiempo tardaría todo eso?
A lo cual el empresario le respondió, "quizás entre 15 y 20 años".

"¿y luego que?"

El americano se río y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando llegase la hora podría vender las acciones de su empresa. Se volverá rico, tendrá muchos millones.


"Ahhh, muchos millones ...y; ¿luego que?"
Dijo el empresario. "Con todo eso se puede retirar. Mudarse a un pueblecito en la costa donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, ocuparse de sus hijos, echarse la siesta con su mujer, acercarse por las noches al pueblo para tomar algo y hablar con los amigos".

El pescador respondió: "¿Y no es eso lo que tengo ya?"

La felicidad, es un trayecto, no un destino.

Anónimo