domingo, 7 de junio de 2009

UNA FRIA MANANA

Pienso en la fría mañana en que te fui a ver,

allá donde La Habana quiere irse en busca del campo,

allá en tu suburbio claro.

Yo con mi botella de ron

y el libro de mis poemas en alemán,

que al fin te regalé.

(¿O fue que te quedaste con él?)



Perdóname, pero aquel día

me pareciste una niñita sola,

o quizás un pequeño gorrión mojado.

Tuve ganas de preguntarte:

¿Y tu nido? ¿Y tus padres?

Pero no habría podido.

Desde el abismo de tu blusa,

como dos conejillos caídos en un pozo,

me ensordecían tus senos con sus gritos.

Poemas de Nicolás Guillén

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