Dios que estaba ocupado en crear a las madres, llevaba ya seis días trabajando extraordinariamente cuando un ángel se le presento y le dijo:
- te afanas demasiado Señor.
Y el Señor le repuso:
- ¿Acaso no has leído las especificaciones que debe llenar este pedido?:
“Esta criatura debe de ser lavable de pies a cabeza, pero sin ser de plástico; llevar 180 piezas movibles, todas reemplazables; funcionar a base de café negro y de las sobras de la comida. Poseer un regazo que desaparezca cuando se pone de pie; un beso capaz de curarlo todo, desde una pierna rota hasta un amor frustrado… y seis pares de manos”
Y el ángel confundido observó:
- ¿Seis pares de manos? ¡Eso no es posible!
- No son las manos el problema -, agregó el Señor, - sino los tres pares de ojos.
- ¿Y eso para el modelo normal? -, inquirió el ángel.
El Señor insistió:
- uno para ver a través de la puerta siempre que pregunte: ¿niños, que andan haciendo?, aunque ya lo sepa muy bien. Otro, detrás de la cabeza para ver lo que mas le valiera ignorar pero precisa saber. Y, desde luego, los de adelante para mirar a u niño en apuros y decirle, sin pronunciar siquiera una palabra: “Ya entiendo hijo y te quiero mucho”
El ángel tiro de la manga y advirtió mansamente:
- Vale más que te vayas a la cama, Señor, mañana será otro día…
- No puedo, y además me falta poco, ya hice una que se cura por si sola cuando enferma, que es capaz de alimentar a una familia de seis con medio kilo de carne molida y de persuadir a un chiquillo de nueve años que se este quieto bajo la ducha.
Lentamente el ángel dio la vuelta en torno de uno de los modelos maternales:
- Me parece demasiado delicado -, comento con un suspiro.
- pero es muy resistente -, aseguro Dios emocionado, - no tienes idea de lo que es capaz de hacer y sobrellevar.
- ¿Podrá pensar?
- ¡Claro! Y razonar y transigir.
Por ultimo el ángel se inclino y paso una mano por la mejilla del modelo
- ¡Tiene una fuga!
- no es una fuga, es una lagrima
- ¿Y para que sirve?
- Para expresar gozo, aflicción, desengaño, pesadumbre, soledad y orgullo.
- Eres un genio, Señor -, dijo el ángel.
Y Dios con un perfil de tristeza, respondió:
- ¡Yo no se la puse!
- te afanas demasiado Señor.
Y el Señor le repuso:
- ¿Acaso no has leído las especificaciones que debe llenar este pedido?:
“Esta criatura debe de ser lavable de pies a cabeza, pero sin ser de plástico; llevar 180 piezas movibles, todas reemplazables; funcionar a base de café negro y de las sobras de la comida. Poseer un regazo que desaparezca cuando se pone de pie; un beso capaz de curarlo todo, desde una pierna rota hasta un amor frustrado… y seis pares de manos”
Y el ángel confundido observó:
- ¿Seis pares de manos? ¡Eso no es posible!
- No son las manos el problema -, agregó el Señor, - sino los tres pares de ojos.
- ¿Y eso para el modelo normal? -, inquirió el ángel.
El Señor insistió:
- uno para ver a través de la puerta siempre que pregunte: ¿niños, que andan haciendo?, aunque ya lo sepa muy bien. Otro, detrás de la cabeza para ver lo que mas le valiera ignorar pero precisa saber. Y, desde luego, los de adelante para mirar a u niño en apuros y decirle, sin pronunciar siquiera una palabra: “Ya entiendo hijo y te quiero mucho”
El ángel tiro de la manga y advirtió mansamente:
- Vale más que te vayas a la cama, Señor, mañana será otro día…
- No puedo, y además me falta poco, ya hice una que se cura por si sola cuando enferma, que es capaz de alimentar a una familia de seis con medio kilo de carne molida y de persuadir a un chiquillo de nueve años que se este quieto bajo la ducha.
Lentamente el ángel dio la vuelta en torno de uno de los modelos maternales:
- Me parece demasiado delicado -, comento con un suspiro.
- pero es muy resistente -, aseguro Dios emocionado, - no tienes idea de lo que es capaz de hacer y sobrellevar.
- ¿Podrá pensar?
- ¡Claro! Y razonar y transigir.
Por ultimo el ángel se inclino y paso una mano por la mejilla del modelo
- ¡Tiene una fuga!
- no es una fuga, es una lagrima
- ¿Y para que sirve?
- Para expresar gozo, aflicción, desengaño, pesadumbre, soledad y orgullo.
- Eres un genio, Señor -, dijo el ángel.
Y Dios con un perfil de tristeza, respondió:
- ¡Yo no se la puse!
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