Hace unas semanas compraba un saco y Mark Michaels, el dueño de la tienda, y yo hablábamos sobre la paternidad. Me dijo que cuando él, su esposa y su hija de siete años salieron a cenar, la niña tiro su vaso con agua. Después que secaron el agua sin ningún comentario recriminatorio de parte de los padres, la pequeña levantó la mirada y dijo: “En verdad quiero darles las gracias por no ser como otros padres. La mayoría de los padres de mis amigos habrían gritado y les habrían dado un sermón para que prestaran mas atención, ¡Gracias por no hacer eso!”
En una ocasión cuando cenaba con unos amigos, sucedió un incidente similar. Su hijo de cinco años de edad derramo un vaso con leche sobre la mesa. Cuando de inmediato empezaron a reprenderlo, intencionalmente derribé también mi vaso. Cuando empecé a explicar que todavía derribaba las cosas a los 48 años de edad, el niño sonrió y los padres captaron el mensaje y se contuvieron. Es muy fácil olvidar que todos estamos todavía aprendiendo.
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